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Todo empezó casi por casualidad hace más de 30 años, unos franceses descubrieron los espectaculares cañones de la Sierra de Guara en Huesca. Comenzaron a descender el curso de sus ríos de “aguas locas” como ellos les llamaban. Poco a poco esta aventura acuática se fue popularizando y en la actualidad este rincón del Pirineo Aragonés es conocido y visitado por gentes de todo el mundo. Los visitantes encuentran una infraestructura de alojamiento y servicios que tienen como objetivo preparar el entorno del parque natural y los cañones de Guara y ofrecen un sin fin de actividades: cañones, rutas, gastronomía, pueblos abandonados, visitas a bodegas … no solo en verano, sino durante las cuatro estaciones del año.