Viendo la vida moderna que llevamos, sobre todo en las ciudades, a veces a uno le entrarían ganas de convertirse en caballo para quedarse a vivir aquí con la única preocupación de pastar y hacerse arrumacos.

La comida en el monte, sobre todo el almuerzo, tiene un sabor distinto. Y de nuevo a caminar una vez repuestas las fuerzas; a seguir degustando paisajes, paisajes que a plían los horizontes del caminante.

Entre estos pastos discurre el río Purón que lo atraviesa en dirección Norte-Sur. A veces desaparece, entre pozas, cárcavas y cascadas y se adelgaza y humilla en un angosto desfiladero hacia el valle Herrán, en el valle burgalés de Tobalina.