Seguimos conociendo la perla del Atlántico, el archipiélago de Madeira. Viajamos desde la isla de Madeira hasta Porto Santo, una de las islas más antiguas del océano que cuenta con 8000 años de antigüedad. Fue ocupada en el siglo XV y recibe el nombre de Porto Santo porque explorando nuevos caminos hacia las indias tras una tempestad llegaron a ella por lo que la denominaron como un puerto seguro.

Una característica de la isla son sus molinos, tienen ruedas por lo que eran movidos según el viento y, así, poder producir más harina. Porto Santo tiene un origen volcánico que se puede observar por toda la isla, y, una manera de hacerlo es recorriendo las diferentes rutas de trekking, antiguos caminos de vacas. Curiosamente los 9 kilómetros de playa no tienen arena volcánica, sino arena natural procedente de un arrecife natural con propiedades medicinales.

Cristobal Colon es parte de la historia de Porto Santo, ya que vivió allí al casarse con la hija del gobernador que la ocupó. Además, en esta isla fue donde se empezó a fraguar la idea de que la tierra era redonda.

La naturaleza de la isla es única, como única es la montaña glacial con más de 2000 años de historia que se creó al congelarse la lava caliente al salir a la superficie; por su forma recibe el sobrenombre de “el piano”. Además, tampoco podemos olvidarnos de las dunas repletas de fósiles de arboles por su origen tropical y del gran campo de golf creado por Severiano Ballesteros en el 2004.

De vuelta en la isla de Madeira, recorrimos el interior de la tierra en las grutas de San Vicente, visitamos Puerto Moniz y sus piscinas naturales y nos dimos una vuelta por el museo del futbolista Cristiano Ronaldo. No nos podíamos ir de la capital de Madeira, Funchal, sin dar un paseo por su casco antiguo y descubrir su colorido arte callejero.

Información    www.visitmadeira.pt